REFLEXIONES | 2018

REFLEXIONES

2018

SOBRE MI...NUESTRA ESENCIA...NOS OLVIDAMOS DE SOÑAR...¿ES SOLO UNA ILUSIÓN?...EL MEJOR VIAJE DE LA VIDA DE CUALQUIERA...CUANDO TE CONOCÍ...CUANDO EL DESTINO TE BUSCA...

Se dice que al cumplir los 50 te encuentras en la mitad de la vida, y nunca más cierto que ahora. La ciencia nos la está prolongado consiguiendo hacer realidad el vivir un siglo. Otro tema será si seremos dignos de ese regalo.

No sé si llamarlo defecto o virtud, da igual, no es relevante, pero esta sensación que desde siempre me persigue cuando mi vista, o sentidos, se percatan de la conexión existente en una numeración o fecha, hoy toma su significado más asombroso, si cabe:

El 18 del 1 del 18, mi cumpleaños. Hoy cumplo los 50.

En una situación hipotética, esa en la que se puede creer o no, según la sensibilidad de cada uno, en la que me encuentro cara a cara con mi otro yo, allí por los cielos mirando hacia abajo contemplando el planeta Tierra, al que tengo que volver irremediablemente, decidiendo quien voy a ser esta vez y cuál va a ser mi trabajo y misión, me observo organizando mi vida terrestre por etapas y cometidos que he de cumplir. Me veo deliberando con los presentes, acordando la culminación de tareas por fases y fechas, esas que son tan importantes para mí y fáciles de recordar.

A ver si esta vez cumplo…

Me diviso pidiendo una vida llena de amor; para dar y recibir, de trabajo duro donde sembrar unas semillas; aun sin saber nada de campo, pero prometiendo entregar todo mi ser en ejecutar bien esa tarea, y dejar pasar los días, los meses y los años; trabajando, observando y esperando.

Me veo discutiendo sobre mi fecha límite, no la de mi muerte, sino esa que pone punto y aparte y delimita el antes y el después que en toda vida del ser humano existe, que se percibe si estas atento y pones la atención adecuada, en la que culmina el aprendizaje y empieza la misión. ¡Y cómo no! No sería yo si no hubiera terminado por convencer, a ese equipo organizador, de que esta vez me dejen bien marcada esa data, ¡bien redondeada por favor!, para que no haya posible equívoco de mi parte, para que no cometa más demoras, para que deje por fin de esperar y me ponga manos a la obra en la realización de lo que de verdad son mis quehaceres.

Porque aquí abajo se ve de otra manera. Siempre hay algo nuevo que aprender, o desaprender. El trabajo nunca termina. Esas semillas plantadas creen y florecen; yo doy gracias por ello cada minuto de los que vivo, pero llega un día en el que percibes que algo sobra o ¿es que falta?, y entonces puede que si paras un momento y te lo concedes solo a ti, empieces a cavilar sobre el verdadero motivo de tu existencia, recaer en el detalle de que tienes vida propia y seguro que con una importante labor que desempeñar. Y si te eres fiel y no vuelves a caer en la redes de esa área de confort, que te envuelve y con la que crees que ya tienes bastante, permites que te empiecen a surgir preguntas como: qué misión… haciendo qué… o cuándo empiezas.

Hace cuatro años viviendo de lleno en un parón obligado, a causa de una enfermedad, me llegó el momento de observación. Puse atención y el reencuentro conmigo fue genial. Inicié mi aventura con la prosa y los pinceles. Apasionante periodo en el que culminé el primer tercio de mi novela Cerca Trova al son del frágil vaivén de mis pinceladas. Nació Flor de ZIUR con cuatro bonitos rincones. Meses después creí percibir cual era mi misión.

Pero algo falló, fracasé y me catapulté en el sentido contrario a mis intenciones y caí tendía de bruces, nuevamente, en el confortable círculo del que ya me había liberado, volviendo a atender otra vez lo urgente, dejando aparcado lo que para mí era importante.

Dos años hace ya que ni pinto ni escribo.

Un proyecto solidario me robó la razón y el intentar ponerlo en marcha el tiempo. Ha llovido mucho desde entonces, dice el dicho, aunque en realidad últimamente por aquí llueve poco, pero siguiendo con la metáfora, una fina lluvia que intentó borrar mi huella haciéndome difícil seguir el camino. Arduo esfuerzo el que me tocó vivir intentando que la actitud de los demás no lograra exterminar mi esencia.

Pero el silencio y la soledad son dos de las armas más poderosas que tenemos todo ser humano, para encontrarnos con nosotros mismos. Utilizadas correctamente y en la dosis apropiada, tienen un efecto esclarecedor.

Y el tiempo es el mejor aliado. Porque durante esa melancolía, ese triste proceso de aceptación, es cuando te percatas de la fecha de tu cumpleaños iluminada en la pantalla de tu portátil, y un vuelco del corazón activa esa hipotética situación que tú misma, mucho tiempo atrás, habías planeado.

Nada de lo que he hecho dejaría de volver a hacer. No cambio ni una sola carta de mi jugada en estos cincuenta años. Si lo hiciera, la partida se convertiría en otra totalmente distinta y mis vivencias, expectativas y sueños, no serían los que me motivan hoy.

Así que casi puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que mi existencia tiene hoy su día marcado, en el calendario de las misiones personales, como la jornada en la que volverme a poner en marcha sin más preámbulos… sin más resistencias… sin más demoras.

Hoy, el día de mi 50 cumpleaños.

18/01/18

No hay nada más libre que nuestra imaginación, y aun sin poseer materia que la inmovilice, nos pasamos la vida aminorando sus pasos agarrándola con fuerza para que no avance, por los hombros, cubriéndole los ojos mientras escuchamos el leve susurro de nuestro propio llanto diciéndole que no, conscientes de estar perdiendo nuestra esencia.

Esa parte de nosotros que el mundo, al final, consigue que no nos guste ni a nosotros mismos.

Esa característica que nos define, esa percepción que para los demás nos representa,  esa cualidad, actitud o forma de ser que se adhiere a nuestra piel en el más puro sentido de la concentración, es nuestra esencia, y no habría problema ninguno de perdurabilidad con esta amistad hasta el fin de nuestros días, sino fuera porque maduramos y esa evolución personal, empiece cuando empiece, evolucione hacia donde evolucione, por motivos ajenos a nuestro propio yo, permite que cambie la percepción de nosotros mismos.

Porque llega el momento y haces del mundo tu escenario. La humanidad te abraza posesivamente. Exponer tus intenciones te obliga a escuchar opiniones, siempre dirigidas hacia ese camino común que no permite que seas diferente.

Y es durante ese proceso de relaciones humanas cuando tratan de cambiarte, y lo peor de todo, es que te planteas si debes hacerlo.

Pero por mucho que a veces, conscientemente, aceptes mantenerte en esa fila que todos siguen, ocultando tu verdadero ser, al final este aflora tropezando atropelladamente como alma que viene corriendo detrás, acalorada, intentando alcanzarte al dar nuevamente contigo, después de que por medio del despiste la hayas dejado desorientada, en una esquina.

Y al volver a sentir su presencia; tu alma otra vez contigo, es cuando te aturdes.

Recapacitas en cómo estabas hasta que ha vuelto; sola, pero acompañada. Diriges tu mirada hacia esa colmena que hace tan solo un momento te incluía y torna ese pudor que aprieta el pecho. Tus pasos vuelven a caminar solos y te ves en un espejo reflejada. Te miras y te preguntas si quieres que vuelva la otra, esa que vive sin expectativas, la que no comparte su pasión, esa que no explica con entusiasmo ni deja volar a su imaginación, temerosa de las opiniones, negándose agarrar con fuerza ese maravilloso libro de aventuras que son los sueños.

¿Y todo por no sentir solitud?

El silencio y la soledad son dos de las armas más poderosas que tenemos todo ser humano para encontrarnos con nosotros mismos. 
Si las sabemos utilizar en sus dosis apropiadas, su efecto es esclarecedor.

27/08/2018

De niños, dejamos volar esa incansable imaginación que dentro nos habita, sin conocer pudor alguno que nos recrimine semejantes fantasías.

Tiempo que vivimos conectados a ese otro lado de nuestra propia inventiva, que nos ayuda a madurar ilusionados.

Si esa confianza sigue estando dentro, protegida, con el tiempo se convierte en deseo y más tarde en esperanza.

Pero como humanos racionales, cuando el niño se hace mayor ha de dejar de soñar,

o mejor dicho… hay sueños que ya no valen.

Y pasan los años metidos en viejas cajas; nuestros sueños de niños.

En un traslado, una mudanza interior hacia un necesitado cambio, yo me topé con ellas, polvorientas y ennegrecidas por tanto tiempo transcurrido, pero intacta me esperaba aquella alegría.

Y ahora vuelvo a soñar, como cuando era niña…

03/09/2018

Ayer volví a encontrarme con esa Carmen, que aparece en mi vida de vez en cuando.

Lo hace sin avisar, normalmente después de percatarse de un detalle, aunque este sea efímero, leve como el parpadeo, ligero como el aura que entra por la ventana anunciando ahora el otoño, da igual que sea débil, como su cosquilleo.

Intentaba atraparme en sus redes de la duda, otra vez. Confundirme, hacerme buscar, por todas partes, esa confianza en mí misma que se desvanece nada más advertir, que a punto de asomarse está esa parte de mí que me desmorona.

Por una simple palabra leída en un mensaje que recibí. Una ayuda que imploré, pues soy consciente de estar sola ante este proyecto que intento poner en marcha. Un simple gesto de apoyo, buscaba, que pudiera ayudarme a seguir.

Y por lo visto, mi petición me mostró el otro lado de quien en mí solo ve una ilusión.

¿De verdad todo este trabajo mío sólo es eso, una ilusión?

Me tocaba empezar el retrato de Ana, y no me sentía capaz de perfilar su lindo rostro. Ese blanco lienzo esperaba que mi inexperta mano tomara conciencia del nuevo reto al que, otra vez, yo sola me sometía, y temblaba de nuevo. ¿Por qué? ¿Por qué estoy metida en esto? Ni sé pintar, ni se escribir, ni estoy preparada para aportar ninguna clase de ayuda, como pretendo.

¿Es NUN sólo una ilusión?

Hoy, otra vez, no lo creo.

Buscando qué significado le damos a ilusión, intentando encontrar el apoyo en palabras de algún desconocido, esta mañana ha caído en mis manos parte del guion de la película En busca de la felicidad y dice algo así como que nunca dejes que nadie te diga lo que puedes hacer o no. Que si tienes un sueño tienes que protegerlo. Que las personas que no son capaces de hacer algo, te dirán que tú tampoco vas a poder hacerlo. Que si quieres algo ve por ello y punto.

Y punto… terminaba literalmente.

Mis queridos puntos… hasta mi firma tiene uno de ellos.

Firmes palabras a las que yo añadiría: personas que puede ser que no pongan trabas, pero que con su actitud, tampoco ayudan a avanzar.

La inexperiencia tampoco ayuda, pero abre las puertas a mundos totalmente desconocidos a los que se llega sin vicios, tal y como una es, sin máscaras, con la verdad por delante. La de mostrar mi alma y mi obra más pura.

Además, ahora que lo pienso, de ilusiones tengo tantas de anotadas…

Aún no tengo del todo claro qué cometido tengo designado; el motivo de todo este trabajo, lo estoy buscando, lo único que sé es que he de hallar a esa sociedad que conmigo quiera trabajar en pro de un gran cambio.

Empezando con este humilde homenaje al maestro Leonardo… El artífice, aún después de dejarnos hace más de quinientos años.

Dónde terminaré es todo un misterio. Qué conseguiré, está por verse. Pero hay un sentimiento que desde siempre me acompaña, cuando con la pobreza me topo de frente, y siento que para ellos algo grande también está presente.

Esas personas sí que no tienen nada, sobreviven sin ni siquiera ese algo por lo que luchar.

¿Conocerán el significado de ilusión? 

Me da que mucho tendríamos que aprender de ellos.

                                                                                                                              19/09/18

El silencio, cuando se desconoce su causa, suele ser protagonista de múltiples y dispares juicios, que por norma difieren, asombrosamente, de la certeza de su motivo.

QUE CURIOSA LA VIDA…

Una noche cualquiera, él deja caer en sus manos un regalo y ella sonríe feliz; es el itinerario de un viaje organizado.

Pronto se cumple los veinticuatro, pero ipso facto le sobreviene lo inoportuno en este momento y se plantea, si faltándole como le faltan horas a su día, es el mejor momento para marchar a celebrarlo.

Pero segundos le cuesta, mirar hacia atrás todo ese tiempo transcurrido juntos y recordar, apenada, esos motivos que antaño imposibilitaron festejarlos.

Y termina valorando el no dejar que pase ni uno más, pues ya no debe permitirse desperdiciar todo lo bueno que la vida le ofrezca.

Esas oportunidades que ya han dejado escapar ambos; demasiadas.

Y se lía una manta a la cabeza sin saber que todo lo que está a punto de suceder, no es ni por asomo lo organizado, sino otra inimaginable vivencia que parece mágicamente programada.

Los escalofríos la despiertan la noche de su marcha y el termómetro marca demasiado.

 ¡Vaya jugada!

 El vuelo sale dentro de unas horas y su cuerpo está agitado, sudoroso. Su respiración aumentada.

Su estómago parece un gallinero que cacarea sin cesar. Ya son tres las veces que ha tenido que correr al baño.

 ¡No puede ser verdad!

 ¡No puede estar esto pasando!

Algo no le ha sentado bien, cómo habitualmente le pasa, pero esta vez parece más severo, aunque no tienen tiempo de analizarlo.

El viaje, de dos horas hasta el aeropuerto, marcará el rumbo a seguir y marcha intranquila, sabiendo que es o a Roma o al excusado.

Pero parece que el día va mejor. O eso quiere creerse, porque ya son veinticuatro las horas sin probar bocado.

Sin embargo, aún le quedarán unas pocas más para ponerse en marcha todo lo que, a saber desde cuándo, el destino le tenía planeado.

Viajar ochocientos kilómetros, para terminar cruzando Roma de madrugada, atada a la fosforescente camilla de una ambulancia, que pisando a fondo el acelerador, cumple su misión de dejarla a buen recaudo.

Tantas voces preguntándole y ella sin entender nada…

Ahora, en casa, de vuelta, solo hago que dar gracias por toda esta vivencia.

Mentira parece, que tenga que haberme ido a Roma para volver con el diagnóstico digestivo que tanto tiempo llevo aquí buscando.

Que un equipo de desconocidos hayan sido los que sin demorar ni un minuto, indagaran hasta dar con el causante de mi trastorno.

Pero ya estoy otra vez aquí, con más ganas que nunca de seguir adelante con mi homenaje al gran maestro Leonardo.

Porque me gustaría pensar, y pienso, que ha sido él quien me ha mandado a Roma y con el resultado bajo el brazo he vuelto.

Mi vida sigue mostrándome como toda causa tiene su efecto.

Sigue manteniéndome atenta, alerta, sin que pierda detalle, sin dejar de coger al vuelo esas oportunidades que se me presentan.

Doy gracias de todo corazón a Cristina, Patricia y Paola, mis compañeras en la sala 6 de pronóstico reservado,

por ese calor humano, ese cariño, ese apoyo por ayudarme a entender y sentirme protegida esos cuatro días en ayuno.

Esa alianza entre ellas por hacerme sentir como en casa.

Gracias por cruzaros en mi camino…

11/11/18

No hace mucho en mi vida entró, aunque por un breve espacio de tiempo, ese ser que viniendo de un lugar desconocido, fuera de mi radio de acción, se posicionó delante de mí en relación a uno de los seres que más quiero en este mundo.

Por fin, para todas esas personas que por lo visto yo carecía de conocimientos sobre el asunto, vetándome el derecho a opinar, entraba en mi vida este capítulo, y me brindaba la ocasión de poner encima de la mesa mi verdadera versión sobre el tema.

Y cuál ha sido la sorpresa.

Para quien esperaba ver mi reacción, imagino que sin cambios, fiel a mis principios.

Pero para mí, ha sido mucho más que confirmar mi esencia. Me ha valido para comprobar que de verdad soy esa.

El amor es tan grande como queramos que sea. Y puede englobar tanto que ni siquiera somos conscientes de su magnitud. Su poder es ilimitado y sus consecuencias la mejor de las recompensas.

Estoy convencida, de que toda persona que entra en nuestras vidas nos aporta riqueza. No apreciada prontamente, como norma, pero si somos sinceros con nosotros mismos, podemos verla esperándonos al final del camino. Siempre está allí; atenta.

Una riqueza en entendimiento, ayudándonos, si nos dejamos, a darnos cuenta de nuestro papel en cualquier historia, de que cada uno es cada cual y de que no podemos, ni debemos, vivir nada más que nuestra propia existencia.

Decimos que la experiencia es un grado, sí, pero solo debe estar como ese libro de enseñanzas que guardamos en nuestra biblioteca, y que de vez en cuando ojeamos. Porque cada uno debe llenar esas páginas con la suya propia, aunque para una madre sea una necesidad vital, el velar por ese deportivo que circula veloz, pero con los intermitentes encendidos.

Pero nada más, sin pretensiones, porque es cuando esa circulación más fluida rueda.

Y ya puedo verificar que es infundado ese temor de madre a perder el puesto, pues todos tenemos nuestro lugar. Dentro y fuera de las vidas de los demás todos  tenemos nuestro sitio. Ese que no puede reemplazar nadie. Ser conscientes de esto, y por supuesto que habite en nosotros la empatía, es lo único que puede verdaderamente ayudarnos a ser felices, día tras día.

Por eso, cuando entraste en mi vida, tuve la ocasión de cerciorar que yo siempre tendré el mío, es más, penita tengo de tu ausencia, pues por primera vez mi familia crecía.

Porque sí, se puede querer a un ser que desconocía.

Con todo mi cariño para ti…

DÉJALE QUE TE ENCUENTRE.

A veces, nos complicamos la vida intentando hacer siempre lo correcto, cuando en realidad lo correcto es dejar de complicarnos la vida.

Las contrariedades, los obstáculos o impedimentos, no son más que fases que tenemos que conocer y valorar. En absoluto están ahí para que nos acomodemos y dejemos que nos arrastren. Están para que saquemos esa fuerza interior que ni siquiera somos conscientes de tener.

Porque está ahí dentro de nosotros, dormida, esperando…

Doy fe de ello.

La valentía tiene que convertirse es nuestro mejor aliado. ¡Hasta aquel cobarde que ganó una batalla tuvo que ingeniárselas para que no le venciera el miedo! Seguramente que con fortaleza y fe.

Es fácil caer en las redes de la tristeza incomprendida. Esa melancolía que se te agarra impetuosa y no te deja escapar; si no quieres.

Y es difícil comprender y aceptar esos límites preestablecidos y trabajar con ellos, buscando soluciones; si no te lo permites.

Nada es eterno ni para siempre. Nuestra existencia es efímera, como todo lo que nos rodea; fugaz y pasajera, pero no impide el ponernos en movimiento dejando que el destino nos lleve hasta la cima de la colina, desde donde se divisa mejor el horizonte.

Ahora, desde aquí arriba, lejos, sola con mi tiempo, mi homenaje y mi proyecto, concluyo en que esta habilidad aflorada no es más que una concesión. 

La vida me ha concedido poder pintar todo esto y escribir mi preciada novela “Cerca trova” con un maravilloso fin; NUNproject, y no puedo permitirme, ni debo, dilapidar lo que el futuro tiene pensado para mí.

Me está siendo muy difícil avanzar.

Pero siento que mi fuerza interior renace más vigorosa, con cada impedimento.

                                                                                                                                                            28/11/18