PROYECTO NUN

14.ª letra del alfabeto hebreo cuyo significado es germen de vida, renacimiento

La palabra NUN llegó a mí justo en el momento apropiado. Precisamente cuando descubrí que toda vida lleva implícita un propósito. Aquel entonces, hace años, cuando creía que se me agotaba el tiempo, lo que estaba terminando era mi época de oscuridad. Apareció una luz brillante, esperanzadora, mostrándome que toda crisis tiene su lado bueno.

NUN es mi todo.

Esa parte mía inexplicable cuando me coloco delante del lienzo…

Esa sensación de libertad cuando mis dedos, protagonistas del momento, vuelan por el teclado contando la historia que ni siquiera me he planteado…

NUN es mi pasión.

Pero también esa parte de mí que se muere por dentro.

La pena, la impotencia, las injusticias…

El PROYECTO NUN es mi propósito de vida.

La fórmula resultante al mezclar mi pasión y mis inquietudes buscando la simbiosis perfecta.

Con mis relatos voy a poner en marcha el Complejo Educacional 354, destinado a la preservación de los oficios tradicionales que se están perdiendo, ofreciéndoles a nuestros abuelos y abuelas la oportunidad de transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones.

«Tu propósito en la vida es encontrar tu propósito y poner todo tu corazón y tu alma en él».

BUDA GAUTOMA


Tranquil@, solo tienes que estar atent@

ENCONTRAR AQUELLO

POR LO QUE VALE LA PENA VIVIR

CJR | NUNproject

Un buen punto de partida podría ser el de irnos a nuestra niñez, cuando la inocencia todavía nos permitía soñar despiertos.

Exactamente lo mismo que nos propone la filosofía del IKIGAI, concepto japonés que profesa una vida larga y feliz si consigues encontrar aquello que te apasiona.

Pero el ritmo de vida actual no nos permite perder el tiempo en divagaciones.

Menos mal que una crisis, del ámbito que sea, al final llega, un día u otro, a todos nosotros, atrapándonos en sus redes.

Si la sabemos gestionar —crisis simplemente significa momento de cambio—, podemos aprovechar ese lapso y permitirnos reflexionar hacia dónde queremos dirigir, de verdad, nuestros pasos.

Mi crisis llegó disfrazada de enfermedad y ha sido el mejor cambio que podía ocurrirme. Un parón obligado, como lo suelo llamar, que me ha concedido la oportunidad de encontrar mi pasión, la escritura —nunca me lo hubiera imaginado—, con la que voy a poner en marcha mi propósito:

¿POR QUÉ?

Porque, igual que Buda, tampoco concibo que nuestro tránsito por esta existencia, no tenga como objetivo encontrar nuestro propósito de vida.

Yo ya he encontrado el mío: dedicarme a lo que me hace feliz mientras aporto a los demás toda la prosperidad que está en mis manos.