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Dara, una estudiante de arqueología no convencional, se enfrenta a un proyecto académico que requiere crear y defender un yacimiento ficticio. En lugar de centrarse únicamente en los aspectos técnicos y científicos, Dara ve una oportunidad única para reimaginar la arqueología desde una perspectiva más humana y emocional.

Ella decide contar mediante un relato novelado la historia de Nadir, un joven cazador que vivió hace 16.000 años. A través de esta narrativa, Dara explora no solo los artefactos y restos tanto de fauna como humanos que podrían encontrarse en un yacimiento, sino también las experiencias vitales, emociones y sentimientos que habrían dado forma a la vida de Nadir y su comunidad.

Mientras desarrolla esta narrativa prehistórica, Dara se encuentra viviendo en el presente su propia historia. Las experiencias de amor, pérdida, alegría y dolor que imagina para Nadir y su gente se reflejan en su propia vida, creando un puente emocional entre el pasado y el presente.